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Walt Disney se inspiró en el magnífico ballet de La Bella Durmiente, de Tchaikovsky. Walt deseaba combinar la elocuencia musical con una idéntica perfección visual, dijo el director de secuencias Woolie Reitherman.
Walt Disney desafío a sus animadores a "hacer los personajes lo más reales posible, de carne y hueso, creíbles".
Walt Disney quería que La Bella Durmiente tuviera un estilo diferente al de sus otras películas. Le pidió a sus artistas que crearan una "ilustración viviente".
Walt Disney desafío a los más de trescientos artistas y técnicos que trabajaron en esta película a hacer de cada cuadro una obra de arte.
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